martes, 18 de diciembre de 2007

la vuelta del hijo pródigo

El calendario me recordaba que era 16 de diciembre de 2007. También me lo hacían recordar las ojeras de la gente en la calle, en el subte y en el colectivo ya que las fiestas de fin de año y la obligación de tenerse que ver antes que comience el 2008 con absolutamente toooodos los amigos que no viste a lo largo del año, tenía a maltraer a más de uno.
Igual no importaba la cantidad de eventos sino la magnitud de cada uno, y este domingo tocaba Andrés Calamaro en el Club Ciudad de Buenos Aires. Tenía en mi poder tres entradas gratis asi que cansado o no, sea Andrés o sea Javier había que ir. Cuando hay entradas gratis siempre hay que ir (ojo, tampoco es que era Rocio Marengo cantando “el baile del koala” o Mariana de Melo cantando “Llora llora la llorona”, Andrés me gustaba, mucho, así que fui contento).

Mi día indicaba que, si todo salía bien, a las 7 estaba en casa y de ahí salía tranquilo para el estadio, pero las cosas no siempre se dan como uno quiere así que un día de sol en el Tigre logró que, con muuuucha suerte, me dejen a las 8 en la puerta del estadio. No era tan grave, salvo porque estaba en bermudas y ojotas (gran indumentaria para estar en una pileta, pero no tanto como para estar en un estadio abierto, de noche y con 60 mil almas alrededor, pies quise decir, con 120 mil pies alrededor).
Ya eran las 8 y 20. Me encontré con Juan, Santiago y Agustín a los que, al saludarlos, le pregunté si estaban para golpearse un poco.
“Estoy”, “estoy”, “estoy”, respondieron al unísono, así que partimos a la batalla.
Tres temas pum para arriba bastaron para que lleguemos donde queríamos llegar. Adelante. Estábamos demasiado adelante (más, hubiese sido estar en los coros).
Pero no todo era felicidad. Yo no estaba cómodo y no sabía por qué. Ya había comido, ya habia ido al baño y la música estaba buena. Supuestamente no tenía de qué quejarme, pero me quejé. Porque fue en ese momento cuando mi ojota se desprendió de mi pie, como se desprende el botón del pantalón después de la cena navideña. Pero yo no la dejaría ir tan fácil. No señor.
Como pude me agaché a buscarla, pero sólo encontré un reloj de no más de 6 pesos, un celular que rápidamente fue sacado de mis manos y pies, miles y miles de pies que no me dejaban reencontrarme con la ojota. Algunos no entenderán el sacrificio que hice, pero cuando digo “la” ojota es “la” ojota, no es cualquier ojota, es “la adilet” del Bambino Veira, porque el Bambino no se hizo conocido por frases como “yo tengo más salidas que el sol” "Viste lo que es ese pibe? Va, viene... va, viene... parece una autopista", de ninguna manera, el Bambi se hizo conocido por las adilets. Y yo las tenía, bah, una tenía, la otra se había escapado. Pero en ese momento recordé una frase que inventé hace unos años: “la esperanza es lo último que se pierde, lo primero son las biromes”, asi que grité, grité como nunca, tanto que Andrés tuvo que cantar más fuerte para que se lo escuche. Pero mis llamados eran en vano, la muchedumbre intentaba colaborar pero no habia caso (fui uno a uno presentándoles a mi otra ojota como quien muestra la foto de la billetera de su hijo).
40 minutos ya habían pasado y nada de nada, mis épocas de colegio me insisitian en pedir que paren la música, que hasta que no aparezca mi ojota la música no seguía, pero el temor por mi vida y por la de mi otra ojota fue más fuerte, asi que volví a agacharme y a seguir buscando.

El tiempo corría y el recital llegaba a su fin, la gente pedía otro tema mientras mi pie desnudo pedía a gritos que terminara. Y terminó. Y el alma me volvió al cuerpo, fue al ver a un joven levantándo mi ojota (para mi fue como ver al Diego levantando la copa del mundo en el 86).
Los 30 mil aficionados que quedaban en el estadio giraron sus cabezas, y sonrieron por mi. Sí, había vuelto. Dicen los que estaban ahi que el héroe la arrojó hacia donde yo estaba, pero yo sentí que fue la ojota quien dió una especie de salto hasta acomodarse suavemente en mi pie. Hubo abrazos y gritos de alegría. En ese momento mi cabeza empezó a recordar rápidamente temas de Andrés “me siento muy mal cuando te has ido”, “tal vez yo no sea tu hombre ideal ni tu mi mujer pero igual enganchate conmigo”, “contigo aprendi que tu presencia no la cambio por ninguna”, “no me gusta esperar pero igual te espero”, “te seguiría por todas partes y volvería a la ciudad, si me das otra oportunidad, de volver a empezar, mejor que antes”, “nos volveremos a ver porque siempre habrá un regreso”, “ok perdón fue sin querer”, “tu me estás atrapando otra vez”, “encontré la mitad del amor”.

Y terminó. Y me fui. Y nos fuimos. Yo y mis adilets. Hasta ese momento no me había dado cuenta cuánto las quería. Y desde ese momento juré que jamás nos volveriámos a separar. Los dos habíamos entendido que un corte de vez en cuando refuerza el amor.

Buena suerte y hasta luego.

miércoles, 23 de mayo de 2007

La infidelidad al palo

Esto que les voy a contar sucedió hace ya un par de meses. Agustina tenía, como todos los jueves, comida de amigas, Beto no tenía nada, jugaba Boca por la Libertadores y se había suspendido su fútbol 5 así que decidió quedarse en su casa. El era de San Lorenzo y le chupaba un huevo el partido de Boca así que ni prendió la tele, se hizo 4 salchichas, calentó puré que había sobrado del fin de semana y se sentó a comer. Hasta ahí todo bárbaro. Agus con sus amigas comiendo en algún restaurante careta de Palermo Hollywood y Beto comiendo solo en la cocina de su casa.
Pero lo que me olvidé de contarles es que era 1 de mayo, día del trabajador, feriado, en Palermo estaba todo cerrado y en la ciudad también, por eso las chicas decidieron, al ver que se les iba a hacer imposible conseguir un lugar para comer, dejarlo para el jueves de la semana que viene.
Así fue que Agus volvió más temprano a su casa, se bajó del taxi, miró a los dos lados al cruzar, sacó las llaves de la cartera y, al entrar, se encontró lo que no debería haberse encontrado. Primero fue un calcetín en la entrada. Después un pantalón colgado de una de las mamparas de vidrio. El puré estaba a medio terminar y de las salchichas no había rastros ya. El chillido de la cama de dos plazas que habían comprado juntos un año atrás se hacía cada vez más intenso y eso a Agus la ponía extremadamente nerviosa así que no esperó más, corrió hacia el cuarto y ahí estaba Beto, desnudo, gozando y manoseándo a diestra y siniestra unos pequeños pero punteagudos pechos.

-Hijo de puta! Hijo de puta!

-Agus???? qqq…ué hacés acá????

-Me cagaste…sabía…lo sabía…

-Eh? De qué hablás?

-Cornuda…lo último que me faltaba…Agustina Anchorena Blaquier, abogada y cornuda.

-Pará loca de mierda, qué decís?

-Cornuda…lo último que me faltaba…Agustina Anchorena Blaquier, abogada y cornuda.

-Ya sé lo que decís…pero no te entiendo…calmate un poco…

-Querés que me calme?????... Encima querés que me calme???...cuántas veces lo habrás hecho ya???...Y sobre mi propia cama…sobre la misma almohada donde noche a noche sueño que sos el amor de mi vida y que quiero estar con vos hasta que la muerte nos separe…

-Wow wow wow… paremos la moto, se te está yendo un poco la mano me parece…no es para tanto…

-Claro…claro…para el señorito nada es para tanto…vuelvo a mi casa y me encuentro a mi marido haciendo el amor con otra y no es para tanto????…

-Haciendo el amor con otra?...Me estás jodiendo Agus?... Es sólo una muñeca inflable…

No vale la pena seguir el cuento y no tengo idea como terminó, pero quería hacer un llamado a la reflexión: Es infidelidad hacer el amor con una diosa de vinilo? Debería serlo el acariciarse con un pedazo de latex? No sé, pregunto. Y pregunté

Dijo Roque de Tapalqué:
-Entonces si me me agarran en la bañadera con un patito de hule eso también es infidelidad?

Dijo el Bebé de Johnny Bell:
-Mamá quiero pipi, papá quiero popó... mamá quiero pipi, papá quiero popó... mamá quiero pipi, papá quiero popó...

Dijo Mario de Barracas:
-Disculpe, la calle Cochabamba?

Dijo Aldo Andújar, psicólogo:
-Si no hay apetencia de las dos partes no podría tomarse como infidelidad y, al no ser uno de los dos un ser viviente, no se puede considerar como un agravio por más que haya penetración.

Dijo Claudio García Satur:
-Al menos a ellas nunca les duele la cabeza.

Raúl Taibo agregó:
-Yo las prefiero calladas y de goma, además a las muñecas no le gustan las joyas, no les importa si uno se pasa 24 horas viendo fútbol español, italiano, mexicano y finlandés, no usan tarjetas de crédito y siempre están dispuestas a alegrarte el día.

Al consultarlo con Pinocho inmediatamente rompió en llanto, después nos enteramos que había salido 3 años con una y, después de meses y meses de engañarla con una Barbie, una noche, haciendo el amor con ella, la pinchó con la nariz. Una verdadera tragedia que lo alejó por un buen tiempo de los escenarios.


Por ultimo le pregunté a otra muñeca inflable y la pregunta debe haber sido muy buena porque se quedó boquiabierta. Y nuncá contestó.


La verdad, todas respuestas boludas que no permiten sacar ninguna conclusion, así que sean felices y hagan lo que más les plazca. Yo me voy. Juega Boca por la Libertadores y se me suspendió el fútbol 5, parto para casa, me prepararé unas salchichas con puré y después, que salga lo que salga.

lunes, 7 de mayo de 2007

El amor es así, lo sé

“Yo también te quiero, pero sólo como amigo”.

Lo peor que me podia decir Julieta era eso. Sos el tipo más divino, más sensible, más tierno, más bueno y más todo del mundo, pero solo te quiero para contarte todos los quilombos que tengo con los tipos más hijos de puta, forros, garcas y despreciables del mundo.

Habíamos ido seis veces al cine, cinco a tomar algo (cuatro veces cerveza, una cafecito), tres al cine y a comer, cuatro sólo a comer, dos a cumpleaños y una más que no me acuerdo bien.
Bueno, sí me acuerdo, fuimos a caminar por el Rosedal. Y sí, qué tiene? Les parece grasa? Qué carajo me importa. No entienden que, cuando uno está enamorado no le importa nada y es capaz de reunir a su familia, compañeros del trabajo, ex novias, amigos de fútbol y toda la barra brava de Chacarita para gritar a los cuatro vientos: “Amo a Julieta y por ella movería cielo y tierra para que todas las mañanas pueda oler los jazmines que tanto añora… porque ella es mi sweety darling, mi honey baby, mi naranjo en flor, la amo, la amo y la recontra la amo.”


Pe..pero…te parece decir todas esas paparruchadas? De verdad, te parece? No entendés nada. Las cosas son mucho más fáciles, cada media cuadra tenés una florería y por sólo dos pesos te llevás el ramo de jazmines que tu Julieta tanto añora, no hay necesidad de decir todas esas grasadas y quedar como un paparulo.
Cuando salías con Sol ya habías mandado a Clarín Enamorados una frase abominablemente cachuda para el día de San Valentín:
“Las estrellas están enojadas con Dios, porque no las hicieron tan hermosas como te hicieron a vos. Te amo pastelito.”

Ni hablar de cuando estabas de novio con Carolina que le clavaste un pasacalles en la puerta de su trabajo, en pleno Sarmiento y Maipú que decía:
“¿Sabés que es lo más bonito de mis ojos? El reflejo de los tuyos.
Te extraño. Te amo. Te necesito Carolina Vertolotti de Maipú 700, 2 piso.”

La rajaron boludo, la rajaron. Y todas ellas te rajaron a vos. Hay que ser más hijo de puta con las mujeres, si ella te dice: “Te quiero sólo como amigo” vos respondé:
“Perfecto, garchemos como amigos entonces.”

Estoy 100% seguro que te va a decir que sí, sino le tirás un:

-Andate a la mierda forra, vos crees que a mis amigos los llevo a comer a Azul Profundo y gastó 170 mangos en dos pedacitos de pescado crudo? Sólo lo haría si me entregan a su hermana, su vieja, su abuela y hasta su bisabuela sin importame que la tengan que desenterrar. No entendés nada. El amigo o es del mismo sexo o es gay. Y si no es es gay y no es del mismo sexo, quieren sexo.

Ahí no estoy 100% seguro que te diga que si, pero al menos te vas a sacar la bronca.



De Julieta me encantaba todo. La manera de que me miraba, los hoyitos que se le hacían en los cachetes al sonreir, su pelo revoloteando contra el viento, su inteligencia, su gracia, su ternura y sus gomas, sí, sobre todo sus gomas. Eran perfectas. Y no había podido ni siquiera tocárselas con el codo. Ganas no me faltaban, pero como estaba muy enamorado preferí esperar y hacer las cosas bien. Tenía miedo de tener que volver al boliche todos los jueves, viernes y sábados. No quería más. Estaba podrido de la joda. Quería ponerme de novio como el resto de mis amigos. Y hacer programas de novios. Ir a comer en parejas, ver un dvd o simplemente quedarme cuchareando en casa. Mis amigos estaban todos de novio y ya no tenia con quien ir a bailar. Es más, antes de conocer a Julieta me había unido a tres boluditos del laburo que los usaba para no caer solo al boliche. Entraba con ellos, automáticamente me separaba y solo los buscaba ante alguna emergencia, llamese minita que únicamente me daba bola si le conseguía un flaco para su amiga (el 97% de las veces era de un 4 para abajo, pero como les dije estos flacos eran medio boluditos y no les importaba).
También me pasó una vez que, ante la desesperación, llegué a ir solo al boliche, en la cola de entrada cada tanto levantaba la mano haciendo que saludaba a alguien para no quedar como un pescado y, al entrar, me acomodé en la barra, me pedí un whisky (odio el whisky pero me daba un perfil de tipo recio y solo un tipo recio puede ir solo al boliche) y ahi me quedé. A los 10 minutos se me acercó una mujer despampanante y me preguntó qué hacía solo en un boliche, lo primero que se me ocurrió contestarle fue: “quiero invertir la plata que gané con la venta de una de mis empresas y me parece que este boliche es una buena opción, estaba sintiéndolo un poco, pensándolo, pero ya está, me decidí, vamos?”
Fácil, la cosa estaba muy fácil y, sin casi nada, podías hacer mucho, ya no se necesita más tener facha, auto, ni vestir bien, con un poco de ingenio alcanza, por ejemplo, una vez le dije a una minita “tenés hora? Por que se me paró cuando te vi” Y cayó, juro que con ese piropo burdo y para muchos “de negro cabeza” cayó, igual paren un poco, estoy contando demasiadas intimidades y el punto no era éste, el punto era que yo estaba mal, destrozado, la persona que yo pensaba que iba a ser la futura abuela de mis nietos ya no lo iba a ser porque me quería sólo como amigo.

La charla con ella había durado unos 12 minutos, pero para mi habían sido como 12 días y me quería ir. No aguantaba más. Lo que menos quería era que me vea llorando así que le di un beso en la frente y me fui.
Era tarde, llovía a cántaros y estaba en la loma del orto. Solo a mi se me ocurre salir con una mina que vive en Villa Ortúzar cuando yo vivo a dos cuadras del Obelisco. Y llovia, llovía mucho, mis lágrimas ya no me molestaban porque se perdían entre las gotas de lluvia. En la calle no nadaba un alma. Esperé una hora, dos, tres y nada. Les juro que en esas tres horas el único medio de transporte que podia pasar era el Arca de Noé. El agua me llegaba casi a las rodillas y no pensaba subir a lo de Julieta a pedirle ni el número de un remise, ni una toalla ni alojamiento. No, lo había estado pensando en las primeras dos horas de espera y no lo iba a hacer. De repente logré divisar a lo lejos un taxi. Por fin, un taxi. Nadé hasta el medio de la calle y chapoteé para que me vea. Y me vió. Y frenó. Y subí. Y bajé. En su espejito estaba colgado el banderín de Huracán. Y yo doy la vida por San Lorenzo. Al fin y al cabo cuando amás a alguien no te importa nada. Y te bancás lo que sea.

miércoles, 2 de mayo de 2007

El día que murió El Diego

25 de abril del 2007. Mi reloj marcaba las 16 y 19. El 113 marcaba las 16 horas, 23 minutos, 36 segundos, piiip, Fue en ese preciso instante cuando el celular me avisó que había llegado un mensajito, lo leo, pienso, lo leo y lo vuelvo a leer. No era un “mñna ns vms?, tqm mcho”. Ni cerca. El mensajito dejaba leer un “murió el diego”
Titubeando logro decirle a los chicos de la oficina:

-Muchachos, cagamos, parece que murió el Diego.

-Cualquiera. Fuente?

-Nonono, no fue ni Daisy Fuentes ni Fabricio Fuentes, esto viene de las altas cúpulas del gobierno, igual banquen que llamo y averiguo mejor.

-Quince seis doscuarenta y nueve cincuen…

La charla duró unos cinco, diez minutos, antes de cortar mi cara ya había dado la respuesta. Y la respuesta era si, igualmente dí un poco más de explicaciones:

-Parece que es verdad, el número uno de Crónica lo llamó al número dos del país, o sea Scioli, y le dijo que se había muerto.

-Pero me metí en Olé, Clarín, Sexandmoresex, Infobae y no dice nada.

-Es extraoficial, el flaco me dijo que lo están tapando porque no saben cómo decírselo a la gente, pero es posta, parece que cuando murió Juan Pablo II pasó lo mismo y recién lo dieron a conocer un día más tarde…con el Diego es igual.

Seguido a esto no tuve más remedio que mandar un mensajito a todos mis amigos futboleros y no tan futboleros para darles la mala noticia.
Pasados los dos segundos ya tenía tres llamados en espera.

-Qué decís? Quién lo dijo? Con eso no se jode, acordate que somos de la iglesia maradoniana y si es mentira podés terminar en una zanja.

-Fuente verídica, de las altas cúpulas del gobierno.

-La concha de la lora, chau, me deprimí.

-Es verdad? Groso,..feriado nacional el…el…27 de abril…. (este era uno de los amigos no futboleros)

-Debe ser cierto, en la calle la gente esta callada, triste, rara, sí, debe ser cierto.


De repente, desde la oficina de al lado se logró colar en la nuestra un grito estremecedor:
-Placa negra en Crónica!!!!, placa negra en Crónica!!!!…

Y esto recién empezaba porque, seguido de la placa negra, me llega otro mensajito:

“prece que no murió, tuvo un pre infrto pero sta mal”

Era la misma fuente de las altas cúpulas del gobierno. No tuve otra que repetir lo que me había llegado:

-Muchachos, prece que no murió, tuvo un pre infrto pero sta mal.

-Nos están forreando, a mi me acaba de llegar de un amigo mio que labura en TN que es verdad, está muerto.

-Yo acabo de llamar a un conocido que labura en la secretaría de la AFA y me dijo que parece que sí, que pasó a peor vida porque está claro que no puede haber jamás una mejor vida que la que vivió el Diego.

-Che, no se habrán confundido con Boris Yelstin? Ese sí se murió ayer, tal vez es eso.

-Boludo, estás mezclando presidentes con reyes, no tienen nada que ver, los reyes nacen reyes y los presidentes los votan a cambio de un chori y una coca.

-Entonces en qué quedamos? Murió o no murió el Diego?

-Papa!!! papa!!! dicen que acaba de hablar La Claudia en el programa de Matías Martin, salió a desmentir todo.

-A desmentir qué? Si sale a desmentir que se murió es porque algo hay, tiene el culo sucio.


Y los llamados llamaban:

-Boludo, ya mande un mail a todos mis contactos, diciendole que era verdad porque venía de Scioli, si es mentira me crucificaste.

-A mi me llegó otra papa, que parece que hace como 18 años Maradona se garchó a la vieja de Messi y Lionel es hijo del Diego, cierra todo lo del golazo del otro día en el Barcelona….Cómo?... Pará, pará, acá me está diciendo uno que el primo tercero de un amigo no tan amigo del hijo del verdulero que ya no es más verdulero, porque ahora atiende la portería porque el portero se fue por dos semana a Villa Ortuzar a visitar a un pariente que estaba mal de salud escuchó de un taxista que hace más o menos 20 años el Diego también se engrampó a su mucama brasilera y resulta que ésta mina terminó siendo la mamá de Ronaldinho, también cierra….Apa, apa, apa, hay otra, hay otra… dicen que la Salazar cobra 10 lucas, Pamela David 6 y Sabrina Rojas 4…

-Ahh, así que somos todos piolas ahora.


Y los llamados cada vez llamaban más:

-Boludo, están desmintiéndolo en todos lados, mirá lo que lograste. Este fuiste vos, esto es obra tuya.

-Por tu culpa no voy a poder volver a mirar a mi padre a los ojos, me desilusionaste como persona, pero más como amigo.

-No te creo más nada, te va a pasar como el cuento del pastorcito y el lobo, que nadie más le creyó.

-Judas, nos traicionaste.

Y así terminó mi día laboral del 25 de abril del 2007. Yo no se si traicioné a alguien o no. Yo no se si fue una acción promocional de Movistar para que la gente reviente las líneas telefónicas. Tampoco se si todo fue parte de la campaña del gobierno de tapar la visita de Alberto Fernández al congreso justamente a la misma hora que estaba el ministro allá. Sinceramente no lo sé. Siempre se dijeron muchas barbaridades de Diego Armando Maradona. Del Diego de la gente. Del 10. Del Pelusa. Del gran Capitán. Del Barrilete Cósmico. De Dios. Y lo importante es que Dios no murió. O prefiero decir lo me acaba de llegar de altas fuentes. Que una vez más, resucitó. Posta.

viernes, 27 de abril de 2007

Zapatero a tu zapato

Fueron años y años de roast beef en vez de lomo. De agua de la canilla en vez de soda del sifón. De atc en vez de hbo. De Odol en vez de Colgate Total. Fueron años y años de esfuerzos para que “El Zapatito Feo” abriera sus puertas.
El nombre no se le había ocurrido justamente después de leer “Mercadoctecnia” de Philip Kotler y Juan Carlos eso lo sabía muy bien, pero desde los 9 años lo tenía en la cabeza y no lo iba a cambiar por nada del mundo, ni aunque se juntaran Jeffrey Sachs, George Soros, Roberto Lavagna y Aristóteles Onassis para pedírselo de rodillas.

Damas. Caballeros. Niñas. Niños. Abuelas. Abuelos. “El Zapatito Feo” le arreglaba los zapatos a todos, Y lo hacía muy bien.
Pero la gente parece que eso no lo sabía, porque desde el día de la inauguración, aquel lluvioso 27 de marzo, nadie había ingresado al local. Y cuando digo nadie, es nadie.

Fue una mañana de invierno, mientras Juan Carlos se hacía unos mates en el fondo, cuando escuchó el sonido de la felicidad, el sonido de la vida, el sonido de la campana al abrirse la puerta. Y corrió. Y se volcó el mate sobre el pantalón. Y tuvo quemaduras de tercer grado. Pero no le importó. Se acomodó nuevamente detrás del mostrador, levantó la vista y la vió, era una mujer increíblemente despampanante, morocha azabache, de tez blanca, de ojos más verde que el mismísimo verde, de boca muy Angelina Jolie y de medidas que no bajaban ni subían de los 110-60-90.
La verdad la verdad, es que era una anciana de unos 85 años pero Juan Carlos estaba tan pero tan contento de verla dentro del local que, para él, era lo mejor que le había pasado en la vida.

-“Buenos días m’hijo”
-“Buenos días, bienvenida al Zapatito Feo, soy Juan Carlos, gustaría algo para tomar? Un mate, un vaso de agua fresca, tal vez una gaseosa?...”
-“Mil gracias, pero estoy bien así.”
-“Un scon? Tengo unos scons para ofrecerle que no sabe lo que son, los compro acá a la vuelta, en lo de Luisito, están recién recién hechos…”
-“Muy amable, pero paso.”
-“Un guiso de lentejas? Eh? Un guiso de lentejas?...chorizo colorado, batatas, papas, obviamente lentejas, es realmente muy pero muy rico... sino tengo unos fideos a la bolognesa que me sobraron de ayer, están para chuparse los dedos…”
-“Es muy gentil pero lo único que desearía es si usted sería tan amable de colaborar en la lucha contra el mal de Chagas, comprando esta cintita a solo cinco pesos…”
-“Vayase a la puta que lo parió vieja del orto.”

Todo seguía igual. Nada había cambiado. Y nada cambió.
Por eso “El Zapatito feo” cerró para siempre. En esos 9 meses y 27 días que estuvo abierto, Juan Carlos no había recibido ni un zapato para arreglar. Ni uno. Pero él no se desanimó y siguió con su vida. Había llegado el momento de cumplir con otro de sus sueños de pequeño, y ese sueño era cantar. Fueron tiempos duros de preparación. De tocar puertas en bares, boliches, hoteles, restaurantes y piringundines para que le den la oportunidad de mostrarse.
Y lo logró. El afiche en la puerta dejaba leerse: Bar Simpson. Miércoles 5 de Julio. 21,45 hs. JuanK Ntante.
Estrellas como Moria Casán, el Chino Volpato y Teté Coustarot tenían nombres artísticos así que Juan Carlos no quiso quedarse atrás y decidió que JuanK Tante iba a ser su nombre a partir de ese momento, Y ese momento llegó.
Atrás habían quedado la peluquería, la manicura y la tienda “Los Amigos” donde JuanK se había comprado un bonito traje (recomendación de Guillermo Andino pasando el chivo en su programa de la tarde).
Adelante, ya estaba el público. Después de haber afinado por quinta vez la guitarra y probado por sexta los cappuccinos del lugar, JuanK salió a escena. El reloj marcaba las 21,58 cuando agarró el micrófono, lo probó haciendo el famoso y archiconocido “hola, sisi, hola…”, se presentó frente a todos los comensales, agradeció al dueño del bar y empezó con un popurrí de Palito Ortega que incluía, entre otros, “Despeinada”, “La felicidad”, “La chevecha”, “Yo tengo fe” y “Corazón contento”.
Fue un desastre. Les juro que yo lo quiero mucho a JuanK pero se notaba que lo de cantar era solo un anhelo de pequeño y no un don que le había dado Dios.
Luego de ese insulto a la música, le llegó el turno a “Oh mama” de Pablito Ruiz.
“…oh mamá, ella me a besado, oh mamá, estoy enamorado de ella, ohhhh, ohhhh mi mamaaaaaaá….”

En ese preciso instante uno de los oyentes se iluminó, tomó conciencia de lo mal que la estaban pasando sus oídos y le arrojó un zapato que terminó incrustándose en el medio de la frente de JuanK. Él, por dolor, verguenza o enojo, paró de tocar.
El silencio en el bar fue abrupto y abrumador. Esos silencios que permiten escuchar perfectamente el tic tac que anuncia el paso del tiempo.
Los presentes se quedaron esperando algo. Que siga cantando no, pero una trompada, una puteada, algo que haga de esa noche una noche con anécdota y no una noche perdida..
Y algo iba a pasar porque en ese momento JuanK bajó de la banqueta donde estaba sentado, caminó hacia el costado del escenario, dejó cuidadosamente la guitarra y regresó al centro del escenario. Al pasar, recogió del piso el zapato.
La gente seguía enmudecida. JuanK comenzó a acariciar el cuero marrón del mocasín divorciado desde hace tiempo del betún y, mientras miraba perplejo la zuela que ya tenía sus años, descubrió que la lengüeta estaba descosida.
Después de 6 minutos y 47 segundos sin decir una palabra, JuanK sujetó el micrófono, agradeció a todos los presentes, guardó el zapato en el bolsillo interno del traje y se fué. Tenía mucho trabajo por hacer.

Cagada tras cagada

Idoyaga era uno de esos tipos que metía la pata. Siempre que iba a algún lado, hacía un comentario y metía la pata. Se comió varias trompadas por comentarios pelotudos, además de varios juicios por daño moral.
El flaco, por ejemplo, se compraba cocucha y pancho en la esquina de 9 de Julio y Corrientes, escuchaba a tres o cuatro motoqueros que se juntaban a charlar de boludeces en su media hora de almuerzo y, sin conocerlos y de la nada, opinaba:
-“La verdad, la verdad, no me banco a los policías.”
A lo que uno de los motoqueros, el más grandote, el de más barba y el de más tatuajes respondió sin titubear:
-“Mi viejo es policía.”

Esta otra sucedió en un ágape en conmemoración de los 100 años del trabajo de Stellita, su novia:
-“Y bueno, es así che, realmente me caen mal los judíos.”
-“Mi mujer es judía. Y mis dos hijos también.”

Con sus compañeros de laburo hay cientos de metidas de pata. Hace unos jueves se juntaron en el Shamrock a tomar unas cervezas:
-“Rugby? Detesto el rugby y más, a los rugbiers.”
-“Jugué en Banco Hipotecario 20 años de mi vida.”
-“Yo 15 en el Champa y ahora entreno las juveniles del club.”
-“Y yo 9 en la primera de Hindú, ahora estoy en la comisión directiva de la UAR.”

Hace un par de años su viejo lo invitó a navegar con los nuevos socios de un proyecto muy importante que tenía. Obviamente opinó:
-“No soporto a los abogados, son gente siniestra que le chupan la sangre a la gente, sin escrúpulo alguno, los mataría a todos ….”
-“Zolezzi, doctor en leyes, para lo que necesite.”

Y así, opina, opina y opina, vaya donde vaya, no le importa, ante la duda, no se calla nada y opina:
-“Aborrezco a los tacheros, siempre inventándote historias, mirándole la chabomba a las minas por el espejito y puteando al país.”
-“La semana pasada cerró la cancha de paddle donde laburaba y estoy manejando un taxi.”

-“Haría una fiesta gay en la Isla Martín García y pondría una bomba así desaparecen todos los trolos del país.”
-“Charlie y yo no creo que podamos ir porque teníamos pensado ir a casarnos a Amserdam.”

-“A los negros no los puedo ni ver.”
-“Acabamos de adoptar con mi marido un niño de Sierra Leona que perdió a su familia en la guerra.”

-“Me dan mucha lástima los boluditos estos que trabajan en Mac Donald’s y que todo te lo quieren agrandar…por un peso cincuenta más desearía agrandar sus papas?..ahhhh…insoportables.”
-“Yo lo hago para pagarme la facultad porque mi viejo falleció de cáncer el año pasado y mamá no tiene ni un peso porque lo gastó todo en los remedios de papá.”

El sábado pasado, se juntaron todos en lo de Stellita, pidieron unas pizzas y salieron los temas de siempre, bebés y casamiento, dos asuntos que a Idoyaga realmente lo irritaban más de lo normal y les escapaba siempre que podia. Stellita desde hace años que le andaba insistiendo con lo de formar una familia y él, de alguna manera, siempre zafaba escudándose en que todavía no está preparado para semejante desafío, que son jóvenes, que, con lo que gana en el laburo no le alcanza para nada y que, en este país, sacar un crédito es tirar la plata a los chanchos.
Mientras todos charlaban y opinaban de si era más adecuado empezar el carnaval carioca con “gomazo súbete” o con “la prima vera”, Idoyaga quiso desprenderse de todo lo que tenga que ver con la unión matrimonial y tiró de la nada:
-“Odio, pero odio mucho a las mujeres posesivas, que están todo el día gordi dame un besito, gordi abrazame, gordi dame la mano, gordi me amas? Gordi me vas a querer siempre siempre siempre? Gordi te imaginás cuando seamos abuelitos y sigamos juntos? Gordi volvé a abrazarme, gordi dame otro besito, gordi la mano, gordi esto, gordi aquello, gordi lo otro… “
-“P..pe…pero gordi…ehhh…essssa soy un poco yo…”

Ya se habían ido todos. Cincuenta minutos alcanzaron para que Stellita ponga fin a una relación de 12 años de noviazgo, Idoyaga partió, con las manos en los bolsillos y silbando bajo. Por única vez a Idoyaga le habían salido bien las cosas.

Piedra

Hugo, treinta años, tez morena, ochenta y siete kilos aunque parezcan más, un metro setenta, aunque parezca menos.
Igual, no es lo que nos importa hoy, lo más importante es la mala leche que tiene Hugo. Ya desde chico le pasaban todas. Y de grande ni te cuento.
El otro día le tocan el portero a las 5 am para decirle que había pasado algo terrible, unos peligrosos delincuentes habían asaltado la cafetería de a la vuelta de su casa y, al ser sorprendidos por la policía, los maleantes no tuvieron mejor idea que esconderse detrás del Ford Taunus de Hugo. Balas van, balas vienen, le dejaron el auto como una paleta de paddle.
Otra fue la de la fiesta de fin de año de Satrum, la empresa metalúrgica en la que trabaja. Entregaron 78 números para 77 premios y, obviamente, volvió a su casa con las manos vacías.
Eso sí, totalmente borracho.
La última que recuerdo es la de la abuela, que le trajo de Jujuy una poción para curar la mala suerte y casi se muere de una indigestión, estuvo dos semanas internado.
Pero un día la suerte tocó su puerta. Lo de suerte igual está por verse. quien tocaba su puerta era su único y mejor amigo Oscar “Morrón” Calzatierra, y lo que lo hacia su mejor amigo no era su bondad, su interés por los problemas de los demás ni su ayuda permanente, todo lo contrario, Morrón era un terrible hijo de puta, pero su apodo viene de colorado, y solo un colorado podría estar cerca de Hugo sin temer por su salud y bienestar.
Después de abrir y cerrar varias veces dentro de su casa el paragua para ver si funcionaba, cruzar debajo de la escalera, acariciar al gato negro de la vecina y romper de una patada el espejo de la casa de antiguedades Morrón llegó a lo de Hugo y le dijo: “Bolú, tengo la solución para tu problema, logré que Mirtha Legrand te invitara a almorzar a su programa, entendés? La Chiqui es famosa por su buena suerte…el único garrón es que vas representando a toda la comunidad de yetas del país pero qué te importa, vas a curarte bolú…en verdad me habían invitado a mi pero me picó una vinchuca viniendo para acá y tengo que ir al Fernández para ver qué onda…”
Oscar estaba callado. No decía nada. Hasta que explotó:
“Sos boludo????? Decime, sos boludo??? La Chiqui trae suerte???? La Chiqui trae suerte???? Su marido murió de hepatitis, su nieta quedó embarazada del hijo de Piero, su hijo murió de sida, su yerno cayó en cana y la Chiqui trae suerte????”
Morrón cerró la boca y se fue para el Fernandez, corriendo.
Lo de Mirtha también descartado, Hugo se decidió por ir a una bruja que le recomendó un conocido que había trabajado como camarógrafo en Club 700 y que la había conocido una vez que fue al programa invitada por el pastor evangelista estadounidense Pat Roberson para competir con un pai brasilero, al que venció en cuestión de segundos.
La cosa es que la bruja le dio una lista con varios ítems para llevar a cabo y así encontrar la paz que tanto anhelaba. El primer ítem pedía que borre a sus amigos pelirrojos de la agenda. Eso no fue un problema ya que Morrón acababa de morir en el Fernández después de su problema con la vinchuca.
El segundo ítem solicitaba que, si se encontraba con algún albino, directamente lo mate. No porque son yeta, sino porque son demasiado demasiado blancos y asustan a los niños.
También el escrito le imploraba que jamás de los jamases lea un horóscopo vencido. Que no pase la sal de mano en mano, ni tampoco camine debajo de las escaleras. Que no tenga peces en su casa, ni siquiera vea “Buscando a Nemo”, Que no escuche el canto del pájaro carpintero ni tenga periquitos. Que regale los espejos, que despegue del auto la calcomanía de Menem Presidente y que tire sus discos de Tormenta, Cacho Castaña, Nancy Anka, el Dinosaurio Bernardo y Marixa Balli, los últimos tres no eran por mala suerte sino directamente por malos.
Por último, lo hizo desprenderse de todo lo que tenga color amarillo, porque en el ambiente artístico ese color es considerado yeta. Está claro que Hugo no era actor, pero su parecido con Juan Palomino era verdaderamente increíble.
El cumplió todo al pie de la letra. Al pie izquierdo de la letra porque nada había cambiado, así que volvió a la bruja para explicarle todo lo malo que le había sucedido en esos días.
En ese instante, mientras él contaba nosequé de un burro en celo que se escapó de la Rural y lo agarró desprevenido, ella lo interrumpió: “P…perá…perate un poquito…cuando a vos te suceden todas estas cosas supongo que te agarrarás el huevo izquierdo como todo el mundo, no?”
-“No tengo”
-“Cómo?”
-“Que no tengo huevo izquierdo, me lo extirparon a los 9 años porque no me bajaba.”
Y ella, mientras se frotaba el seno con su mano derecha, sólo atinó a decir: “Ah…qué mala leche”.

Alfredo "El Flaco" Rifourcat

Esteban Pogany, Luis Malvárez, Sergio Marchi, Osvaldo Coloccini, Daniel Riquelme, Blas Armando Giunta, Leonardo Carol Madelón, Norberto Ortega Sánchez, Alberto Federico Acosta, Víctor Hugo Ferreyra, Daniel Ahmed, Pedro Larraqui, Néstor Gorosito, Alfredo Rifourcat, Oscar Tedini, Carlos Castagneto y Flavio Zandoná.

1998. El fax con la lista de la Copa Libertadores de América ya había sido enviado a la AFA por uno de los cadetes que trabaja en las oficinas de San Lorenzo de Almagro. Y la ilusión ya estaba en marcha

A raíz de ciertos desplantes con la comisión directiva ya no estaban en el club jugadores de la talla de Walter Perazzo, José Luis Chilavert y Darío Siviski, pero el presidente había hecho un esfuerzo muy grande para traer a otros como Gorosito, Acosta, Ferreyra, Coloccini, Pogany y Rifourcat.
Rifourquééé?
Alfredo “El Flaco” Rifourcat, no se de dónde viene ni adónde va pero tiene un apellido divertido así que lo vamos a bancar.

Y así fue, ese año San Lorenzo llegó a las semifinales de la Copa Libertadores y Rifourcat se convirtió en ídolo del Ciclón.

Hector “El Bambino” Veira, por ese entonces técnico de San Lorenzo había dicho de él: “El Flaco tiene una gran personalidad, puede jugar hasta en Vietnam.”

Cuando le preguntamos a Blas Giunta qué opinaba del Flaco, nos sacudió una tremenda patada en el esternocleidomastoideo que nos dejó sin habla durante 45 minutos mientras se alejaba cantando
”Shunta, Shunta, shunta, guevo, guevo, guevo…”

El ex jugador inglés William Shankly manifestó: “Mucha gente piensa que el fútbol es un juego de vida o muerte, pero es mucho más importante que eso.”

-“Pero William, te preguntamos sobre Rifourcat…”

-“Rifourcat? I don ‘t know Rifourcat.”

-“Fuck you William”

-“Tatcher fuck you and your country.” Y nos fuimos a las manos.

Rifourcat siguió haciendo estragos en San Lorenzo y la hinchada cada vez lo quería más. Llegué a escuchar todo tipo de conclusiones de los fervientes fanáticos azulgranas: “Si trajeran un aplausómetro para medir el nivel de aceptación de la hinchada de la Universidad de Notre Dame con Rudy, el pequeño jugador de fútbol americano que nos hizo piantar un lagrimón a más de uno, y la gloriosa hinchada de San Lorenzo al ser nombrado el Flaco por la voz del estadio, seguramente habría que ponerse en detallista… y si nos ponemos en detallistas nos daremos cuenta que la película de Rudy está basada en un hecho real y, como en las películas basadas en un hecho real se exagera todo, seguramente Rudy era del tamaño de Nelson de la Rosa y los aplausos eran sólo de su familia… de esta manera yo pienso que el Flaco terminaría llevándose todos los honores….un saludo a todo Aldo Bonzi, en especial a toda mi familia…globo puto, corrés en todos lados…”


Domingo 5 marzo de 1989. 17:22 hs. Provincia de Corrientes. 41 grados de sensación térmica (dicen que fue ahí donde el Bambino tiró la frase: “…acá hace un calor de locos, hasta Tarzán se insoló…”). El match entre el local Mandiyú y San Lorenzo de Almagro recorría su minuto 25 del primer tiempo cuando Osvaldo Rifourcat va a trabar una pelota con el uruguayo Ricardo Kanapkis. Crack!!!!. Kanapkis se miró el pantalón para ver si estaba roto. Por suerte no. Rifourcat se miró la pierna para ver si estaba rota. Por desgracia si. Diagnóstico? Triple fractura de tibia y peroné. Los médicos fueron optimistas con su recuperación: “No va a poder volver a jugar.”

Y así fue, con los ahorros que tenía el Flaco se puso un parripollo que fundió a los dos meses y después dos canchas de paddle que cerraron a las tres semanas. Ahí se dio cuenta que los negocios no eran su fuerte y que él sólo sabía jugar a la pelota. La verdad, es que él nunca se dio cuenta, el que se dio cuenta fue su contador cuando le dijo que sus números estaban en negro.
Alfredo, igualmente, no se preocupó por eso y empezó a manejar un taxi que le consiguió su primo Atilio. Durante 10 años como taxista, sólo lo reconocieron seis personas, mejor dicho dos, las otras cuatro se dieron cuenta que era un jugador de fútbol, pero lo saludaron al nombre de Ivar Stafuza, Albeiro Usuriaga, David Nazareno Bisconti y Pedro Pablo Pasculli.

El tipo se vino abajo. Sin el fútbol ya no era nadie. Ojo, cuando digo lo de venir abajo no quiere decir que se metió en la pesada, no, no, nada de chupi, falopa ni gatos, él era muy familiero, estaba deprimido pero jamás se alejó de su familia. Solo una vez. El año pasado. Mar chiquita. 6 de la tarde. Desde hace cuatro horas Norita, su mujer, lo buscaba, ya se estaba empezando a preocupar porque el Flaco no aparecía. Llegó a pensar que algún amigo fabulero le había contado la historia de Alfonsina Storni y el Flaco había hecho cagadas, pero no quería decírselo a sus hijos para no inquietarlos.
No había terminado de comerse el segundo bizcochito de grasa cuando comienzan a escucharse aplausos, lo primero que pensó es que el Circo Tihany había regresado después de tantos años a Mar Chiquita, pero no, estos aplausos tenían otro sabor, y cada vez eran más y más sentidos. Dejó el mate, las cáscaras de naranja, el tercer bizcochito y fue a ver qué sucedía, fue ahí cuando a lo lejos, logró divisar a Alfredito, subido en andas de un bañero mientras cada vez más y más gente se acoplaba en el aplauso. Ella corrió a su encuentro pero él se hizo el boludo mirando para otro lado, como ignorándola. Un anciano, al notar esto, se acercó a preguntarle: “Lo conoce a este hombre?...anda perdido como hace 12 o 13 horas, tal vez más…” Ella negó con la cabeza mientras esbozaba una pequeña sonrisa. Nunca lo había visto tan feliz al Flaco en los últimos 15 años.

49

“Buenas nooooooooches americaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!” Eran las 10,52 y el programa de Marcelo empezaba como todos los días. Pero ese martes no era como todos los días. Era martes, hay días que son lunes y otros viernes, igualmente, cuando hablamos del programa de Tinelli los días son todos iguales porque sus programas, desde hace años, son todos iguales.
Perdón, me voy a volver a contradecir para que esta historia tenga sentido Ese martes no era un día más porque se presentaban en el escenario Pipo y Pepe Catoni, dos gemelos de 78 años que, después de 60 años sin verse se reencontraban en Show Match.
Millones de telespectadores disfrutaban ese momento, salvo Julián Weich que maldecía a Dios y a María Santísima por que él no los había juntado antes en Sorpresa y Media.
Mientras Julián puteaba, Pipo y Pepe seguían allí, paraditos, timidones. Ya se habían fundido en un abrazo interminable de 18 minutos y Stoesell los hizo separar aludiendo que Garbarino no iba a pagar lo que correspondía por los segundos en el programa. Igualmente, pese a la interrupción de Stoesell, siguieron los abrazos, las risas y los llantos, esta vez Pepe, sentado arriba de un lavarropa Whirpool de 1789 pesos a pagar en 24 cuotas sin interés y Pipo, el más petiso de los dos, sobre una heladera White Westinhouse de 2200 pesos, también a pagar en cuotas y con la garantía de Garbarino.
Marcelo preguntaba cómo no se habían visto en tantos años, más viviendo uno a media cuadra del otro. Los dos contestaron al unísono: “Tengo cataratas, veo como el orto” Y todos rieron, algunos exageradamente, como la Enana Feudale.
Después de tres horas de programa en el que ninguno de los dos recordaba con seguridad por qué se habían separado continuaron abrazándose una y otra vez ayudados por Marcelo que también lloraba de emoción (le acababan de avisar que estaba haciendo 10 puntos más de rating que Montecristo).
En ese preciso instante y mientras se perdían en un abrazo, Pepe logró encajarle un tremendo cross de derecha en la ingle a Pipo que cayó al piso sin poder reaccionar, seguido por un uhhhhhh de la tribuna (pedido inmediato del cartel electrónico que minutos antes exigía aplausos).
Carminatti y Scoltore corrieron hacia él tratando de reanimarlo, pero era imposible. Estaba muerto, Pipo Catoni estaba muerto.
Fue ahí cuando todos los ojos se dirigieron a Pepe que, después de unos pocos segundos de silencio dijo: “me acordé”
Todos miraron extrañados, se sentó en el piso, sacó un pañuelo de uno de sus bolsillos, se secó el sudor en la frente, se acomodó la mano derecha que todavía le dolía y siguió: “eso…que me acordé por qué nos distanciamos hace 60 años… por un folki de mierda,… por una trompada que casi me saca el hombro”
Eran las 12,40 del día miércoles, Pipo salió caminando por la puerta de la avenida San Juan. Nadie lo paró, Pepe continuaba en el piso. Nadie lo levantó, Marcelo y su gente salieron a festejar, 49 puntos de rating no se dan todos los días, por más que en el programa de Marcelo todos los días sean iguales.

Juan Achalurdi. Historia de un ascenso estrepitoso

-Me gustaría algo que encierre picardía, sabiduría, filosofía, el problema social que afecta desde hace años al país y romanticismo, si, puede ser un poco de romanticismo también?

-“Me voy por necesidad, regreso por amor.”

-Genial, cuánto es?

-cincuenta centavitos la letra…así que sería…déjeme ver…me…voy …por…nec..quince pesos con cincuenta…porque el punto, la coma y las comillas van por cuenta de la casa.

-Yo quiero una frase más aplastante, una frase que le cierre la boca a los envidiosos de siempre, vio? Esos que siempre tienen algo para decir y ese algo que van a decir jamás son palabras de aliento y de ternura…

-Pere, pere… ya está…”El que habla mal a mis espaldas, mi culo lo contempla…”

-Acá, por favor, acá…a mi me encantaría algo más aristotélico pero a su vez con mucho punch, mucho up, mucho brainstorming, mucho head & shoulders, me explico?

-Se explicó medio para el ojete pero tal vez puede ser algo así como…como…”Si querés te puedo enseñar a volar pero no creo que me puedas seguir el vuelo”.

-Estupendo.

Juan Achalurdi. Para algunos un artista de la talla de Pablo Picasso, Mark Twain o Roberto Giordano, para otros un simple vendedor de frases baratas para camiones, autos y/o colectivos.
Pero a Juan no le importaba lo que decían algunos ni lo que decían los otros, él casi que lo hacía por diversión, por hobby. El dinero era una mera formalidad porque él, con su gomería “Juan y Pinchame”, era feliz. Si lo que ganaba le alcanzaba para los bizcochitos de la mañana y para las tortitas negras de la tarde no había problema, el resto estaba de más, los billetes para él eran papeles con dibujitos de gente que jamás había conocido y que jamás iba a conocer pero que justo justo sus nombres coincidían con las calles de la ciudad donde habitaba. Sí. Sólo eso. Y solo estaba. Era un gran tipo, pero por esas cosas de la vida estaba solo. Se había comentado que una vez, hace muchos pero muchos años, un camionero había intentado sobrepasarse con él y todo terminó con el paragolpe trasero del camión de este abominable sujeto adornado con la frase:

“Ser bisexual me duplicó las chances de follar”.

Yo no puedo asegurar que fuese cierto o no. Lo único cierto es que Juan estaba solo. No sabemos si por el problemita ese con el camionero que le causó un daño psicológico irremediable o si, el poco interés por el dinero, hizo que las mujeres lo vieran como un pobre tipo, como un tipo sin anhelos y sin alhajas, en otras palabras, como un tipo al que no le podían sacar un peso.
Pero la misión de Juan Achalurdi en este mundo era otra, era alegrar calles y rutas con sus frases extraordinarias. Y eso él lo hacía muy bien.

“Yo también fui último modelo”.

“Abranse piojos, que aquí llegó el peine”.

“Si estás apurado, pása por arriba”.

"No lavo a mi auto porque quiero mucho a mi tierra".

“Lo mejor que hizo mi vieja, es el tipo que maneja”.

“No es turbo pero storbo".

"Manejo así para hacerte calentar".

"Mi nombre es Ford, mi mujer Mercedes y mi hijo es Chevrolet ".

“Si querés uno igualito, trabajá desde chiquito.”

“No vuela porque es pichón, pero sabés cómo camina?”.

*Dios está a mi lado adonde vaya, sino vuelvo es porque me quedé hablando con El.”

"Tu bocina no convierte a mi auto en helicóptero".

“El consejo de un buen padre, el éxito de un hijo.”

“www.metetelafotoenelorto.com.ar"

“Si vos me tocás la cola, yo te rompo la trompa”.

“No se llevan cargas grandes. chicas es otra cosa”.

“Si ves estas letras muy grandes, es porque estás demasiado cerca”.

“Mi otro auto es un Ferrari.”


Y esta última frase que empezó siendo picarona y jocosa, terminó siendo una frase chata y sin sentido, ya que en realidad, el otro auto de el señor de baja estatura y patillas era efectivamente un Ferrari.
Y así fue como Juan no estuvo nunca más solo. Y así fue como Juan empezó a valorar mucho más el dinero y a levantarlo en pala. Y así fue como Juan comenzó su ascenso vertiginoso. Gracias a una frase tan pedorra y tan cierta como “mi otro auto es un Ferrari” terminó vendiéndole al señor de baja estatura y patillas y a un país entero otra frase tan pedorra y tan mentirosa como “Siganme, no los voy a defraudar.”

El sabe que no fue la frase mas feliz que hizo, pero fue la frase que más feliz lo hizo.

Terrible confesión de joven modelo argentina: "NO COMULGO PORQUE LAS HOSTIAS ENGORDAN"

No me engrampé a todo el coro Kennedy, yo sólo filmaba porque no soy de cometer actos impuros.
No tengo nada que ver con la muerte de Poli Armentano, ese fue Carlitos Menem Junior que se calentó porque Poli le daba a Zulemita. Y con lo de Carlitos Menem Junior tampoco tengo nada que ver, esa fue Zulemita porque a Carlitos le molestaba que ella le siguiera dando a Poli Armentano después de muerto. Yo no soy de matar.
Mamá no entendía porque el portero estaba todo el día en casa y yo le hice entender que el portero era muy amigo de papá. Cuando se necesitaban, siempre estaba el otro ahí, dispuesto a darle una mano. Cuando se peleaban, también siempre estaba el otro ahí para darle la espalda. Y después de darle la espalda obvio que se reconciliaban. En otras palabras le dije a mama: “son dos terribles bufarras”, porque yo no soy de mentir.
El Audi TT rosa salmón que tengo, me lo gané con el sudor de mi frente. Bah, mejor dicho con el sudor de Jacobo “Chizito” Winograd en mi frente y en todo mi cuerpo después de un largo fin de semana de amor y casino en Mar del Plata. Porque yo tampoco soy de robar.
A papá lo honro porque llevo su apellido. Y a mamá también porque llevo su nombre: Stella Marys. El nombre de ella y del 80% de los departamentos de la Costa Atlántica.
Lo de no codiciar los bienes ajenos no sé lo que significa. Soy rubia. Y modelo. Así que no rompan las pelotas con palabras raras.
A Dios lo amo por sobre todas las cosas, es lo más de lo más. A Anamá Ferreyra también porque me ayudó a ser lo que soy hoy, aunque ella no es Dios porque sino, después de vivir 40 años en la Argentina, ya sabría hablar castellano.
Jamás tome el nombre de Dios en vano. Siempre agua mineral o Coca Light. Pancho Dotto es un flash, pero con esas cosas es re estricto. Bebidas Light, agua y a partir del 2006 también tenemos permitido aguas saborizadas.
Después de repasar junto a mi madre los 10 mandamientos, me dijo dudando: “Entonces m’hija, por qué no comulgaste hoy en la misa del Padre Pedro?”
“Porque 500 calorías en una hostia es una barbaridad. Y si no me cuido, no llego a Punta ni ahí y terminaré veraneando con ustedes y los abuelos en San Clemente del Tuyú.”
El Padre Pedro, después de un tire y afloje con Stella Marys madre, pidió al Vaticano lanzar las hostias light, 0% grasas, 0% calorías. Quedaron en responder.