viernes, 27 de abril de 2007

49

“Buenas nooooooooches americaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!” Eran las 10,52 y el programa de Marcelo empezaba como todos los días. Pero ese martes no era como todos los días. Era martes, hay días que son lunes y otros viernes, igualmente, cuando hablamos del programa de Tinelli los días son todos iguales porque sus programas, desde hace años, son todos iguales.
Perdón, me voy a volver a contradecir para que esta historia tenga sentido Ese martes no era un día más porque se presentaban en el escenario Pipo y Pepe Catoni, dos gemelos de 78 años que, después de 60 años sin verse se reencontraban en Show Match.
Millones de telespectadores disfrutaban ese momento, salvo Julián Weich que maldecía a Dios y a María Santísima por que él no los había juntado antes en Sorpresa y Media.
Mientras Julián puteaba, Pipo y Pepe seguían allí, paraditos, timidones. Ya se habían fundido en un abrazo interminable de 18 minutos y Stoesell los hizo separar aludiendo que Garbarino no iba a pagar lo que correspondía por los segundos en el programa. Igualmente, pese a la interrupción de Stoesell, siguieron los abrazos, las risas y los llantos, esta vez Pepe, sentado arriba de un lavarropa Whirpool de 1789 pesos a pagar en 24 cuotas sin interés y Pipo, el más petiso de los dos, sobre una heladera White Westinhouse de 2200 pesos, también a pagar en cuotas y con la garantía de Garbarino.
Marcelo preguntaba cómo no se habían visto en tantos años, más viviendo uno a media cuadra del otro. Los dos contestaron al unísono: “Tengo cataratas, veo como el orto” Y todos rieron, algunos exageradamente, como la Enana Feudale.
Después de tres horas de programa en el que ninguno de los dos recordaba con seguridad por qué se habían separado continuaron abrazándose una y otra vez ayudados por Marcelo que también lloraba de emoción (le acababan de avisar que estaba haciendo 10 puntos más de rating que Montecristo).
En ese preciso instante y mientras se perdían en un abrazo, Pepe logró encajarle un tremendo cross de derecha en la ingle a Pipo que cayó al piso sin poder reaccionar, seguido por un uhhhhhh de la tribuna (pedido inmediato del cartel electrónico que minutos antes exigía aplausos).
Carminatti y Scoltore corrieron hacia él tratando de reanimarlo, pero era imposible. Estaba muerto, Pipo Catoni estaba muerto.
Fue ahí cuando todos los ojos se dirigieron a Pepe que, después de unos pocos segundos de silencio dijo: “me acordé”
Todos miraron extrañados, se sentó en el piso, sacó un pañuelo de uno de sus bolsillos, se secó el sudor en la frente, se acomodó la mano derecha que todavía le dolía y siguió: “eso…que me acordé por qué nos distanciamos hace 60 años… por un folki de mierda,… por una trompada que casi me saca el hombro”
Eran las 12,40 del día miércoles, Pipo salió caminando por la puerta de la avenida San Juan. Nadie lo paró, Pepe continuaba en el piso. Nadie lo levantó, Marcelo y su gente salieron a festejar, 49 puntos de rating no se dan todos los días, por más que en el programa de Marcelo todos los días sean iguales.

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